Marina Coronel y Gustavo Campos visitaron la ENS 76
Con motivo de celebrar el día del escritor, el vertiginoso docente Marcelo Caparra convocó a dos jóvenes y disímiles poetas: Marina Coronel (Dirección Letras) y Gustavo Campos, quienes ruborizaron con sus más recientes producciones a los alumnos, docentes e incautos presentes.
La jornada arrancó con una tímida presentación por parte de los (¿tímidos?) escritores, en la que, con palabras sencillas, comentaron nombres y posturas que guían sus búsquedas literarias. Campos justificó su idea de compromiso en el arte y poesía social; Coronel emparentó su poesía con "lo sugerido, lo insinuado". Marcelo Caparra, docente, obsesivo compulsivo, organizador del encuentro, garabeteó los esquemas sinópticos en el pizarrón de fondo (como se puede ver en la fotografía). Los alumnos padecerán estos conceptos en subsecuentes clases.
El silencio se tensa. Minuto en el aire. Gustavo Campos y Marina Coronel rompen el silencio y el auditorio los escucha delicadamente. Los sufre, los celebra, los critica, los perdona, los condena. La lectura engendró, como casi siempre, una vasta e intensa polémica ulterior.
Los escritores se mostraron abiertos a la crítica y el diálogo. Ninguno plantó su poética como bandera de solemnidad (nótese la expresión adusta y grave de Marina Coronel y compañía). Pero ¿qué ven mis ojos? Esa sonrisa en el fondo ¿no es la inagotable Marthita Bardaro?
La orden, la invitación, el ruego. "¡Léase otro zarpado!" reclamó una la masculina voz del fondo del salón. Sabido es el éxito que tienen los poemas "subidos de tono" de Marina en el público adolescente. Conocida es también la inevitable reacción del cuerpo docente. Para mayor precisión, consúltese la expresión de Marcelo Caparra. ¿Tragame tierra?
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